Dejar para después. Todos lo
hacemos de vez en cuando, pero en algunas personas se vuelve una complicación
que dificulta las relaciones con sus compañeros de trabajo y familiares con los
que convive. Quienes pueden percibir a estas personas procrastinadoras como
unos descuidados o perezosos que no aportan nada y se aprovechan de los demás
envueltos en mil palabras.
Si nos pasa demasiado que dejamos para después cosas que queremos hacer, pensemos en nuestra dinámica de pensamiento:
- Decidimos que queremos hacer algo. Un proyecto que nos ilusiona. Empezamos a pensar cómo iniciarlo y entonces
- Distracción, algo rápido y fácil viene a nuestra cabeza. Nos dejamos llevar. Puede ser ver un video en youtube, después otro y otro más, puede ser un paseo a la nevera para comer algo que no necesitamos, ojear los mensajes del móvil por enésima vez en los últimos cinco minutos… justificando que es solo un momento, que también es necesario, que no afectará al desarrollo del proyecto…pero pasan horas, días…
- Lo cual nos provocará incomodidad. Aparecerán sentimientos de culpa, temor, ansiedad y empezará un largo proceso de excusas, alegatos hacia nosotros mismos para demostrar que la distracción estaba justificadísima.
- El proyecto importante, el que habíamos decidido, está sin avanzar.
Al final de este proceso de dilación, justificación y malestar, se entregan trabajos apresurados, mejorables, tareas mal realizadas y nos encontramos con trabajadores o estudiantes estresados sin ninguna necesidad.
La procrastinación es una conducta que se puede eliminar, mejorando de esta forma la autoconfianza y el rendimiento.
- Valorar si estamos siendo sometidos a un ritmo demasiado severo.
- Pensar en el motivo que te ata a esa tarea.
- Dividir la actividad que te propones en partes. Priorizando adecuadamente.
- Conocer el tiempo de una manera realista.
- Entrenar el autocontrol y la concentración.
- Gestionar adecuadamente el estrés, la inseguridad y el miedo al fracaso.
Tu vida es demasiado importante como para dejarla pasar, siendo un mero espectador que no participa en ella, que empieza pero no termina, que se envuelven en excusas que no engañan a nadie. Tiene sentido romper esa dinámica, hacer planes a largo plazo, intentarlo y comprobar si se cumplen o no.
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