El duelo es una sensación de pérdida sin posibilidad
de reparación. No siempre tiene por qué ir ligado a la muerte, sino que puede
tener distintas causas: la desaparición de un ser querido, la pérdida de la
salud, la muerte del padre/madre o del/la esposo/a, un divorcio o un cambio de situación
laboral. Todas ellas, provocan emociones y sentimientos que tienen una base
común, pero que se diferencian en la intensidad y en la capacidad para asumir
la pérdida.
Es una experiencia muy íntima que cada persona vive de manera individual,
incluso cuando hay que enfrentarse a un duelo común dentro de una familia, cada
miembro lo vivirá de un modo distinto.
Un tercio de las consultas en atención primaria tienen origen psicológico,
y de ellas, una cuarta parte es el resultado de algún tipo de pérdida. Es
evidente, ante esta situación, que hay una importante necesidad de atender a las
personas que necesiten compartir su pérdida y nutrirse de un asesoramiento que
les guíe y les oriente en este difícil y largo camino. Para que, de esta forma,
puedan tener una buena resolución y contribuir a su crecimiento personal.
No hay recetas que permitan aliviar el dolor. Pero existen algunos recursos que
ayudan a vivir el proceso conscientemente y permiten superar las distintas
etapas, evitando la aparición de comportamientos patológicos.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.
