Publicado: 31 de Octubre de 2021
Estos días tenemos un hueco en nuestra memoria para las personas importantes, aquellas que formaron parte de nuestra vida y ya no están a nuestro lado.
Al principio es terrible, no podemos ni pensarlo. A pesar de ser la muerte algo natural, una de las certezas que tenemos en la vida, cuando llega en un ser querido, nos enfrenta a una de las situaciones más difíciles de la vida. Y no sabemos qué hacer en esos momentos, cómo afrontar ese dolor. Seguramente no existe una fórmula. Cada uno lo hace como puede. En ese proceso, el ritmo de cada uno es adecuado. Y terminamos aceptando la pena.
No nos gusta, pero aceptamos la realidad de que nuestro ser querido se ha ido físicamente y que se ha ido para siempre. Aprendemos a vivir sin lo que más queremos, aprendemos a vivir con el dolor.
Quizá hoy es un buen día para repasar los buenos y malos momentos que se vivieron juntos. La dedicación, el tiempo compartido, la comprensión, la ayuda mutua, el cariño, las mil conversaciones. Quizá se trate de encontrar un sentido a la vida de la persona que ha fallecido, Quizá hoy es un buen día para pensar cómo conocerla nos influyó. Todo lo que nos aportó.
Si te invade la pena, piensa en cómo le gustaría a tu ser querido que estuvieras pasando el día hoy, y trata de complacerle. Las personas que nos quieren nos desean el bien y quieren que seamos felices. Sufrir por el que no está es algo normal, pero seguro que no es lo que la persona fallecida hubiera elegido para ti. Querría que estuvieras viviendo una vida serena, aprovechando los momentos pequeños de la vida y que siguieras disfrutando de todo. Trata de complacer a quien ya no está, siguiendo el estilo de vida que hubiera deseado esa persona para ti. Es una forma de estar en contacto y en paz con esa persona.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.