/photos/449/449316975/1649501057526.png)
Publicado: 9 de Abril de 2022
En los últimos quinientos años hemos sido testigos de unos cambios pasmosos. La economía ha crecido de forma exponencial, el orden social se ha transformado por completo, la ciencia ha conferido a la humanidad poderes casi sobrehumanos, ¿somos más felices ahora que antes?
¿Es el dinero lo que hace que la gente sea feliz? ¿la familia? ¿la genética? ¿la virtud?. La definición generalmente aceptada de felicidad es “bienestar subjetivo” Según esta definición, ¿sería la felicidad una sensación de placer inmediato? o más bien ¿satisfacción a largo plazo con la manera como se desarrolla mi vida?
Vamos a pensar en ello. Si te pidiera que evalúes en una escala de cero a diez tu valoración con afirmaciones como “Me gusta ser como soy” “Siento que la vida es muy gratificante” “Soy optimista con respecto al futuro” y “la vida es buena” ¿Qué responderías?
Algunos estudios nos dicen que el dinero produce felicidad, pero solo hasta cierto punto, y pasado dicho punto carece de importancia. La enfermedad reduce la felicidad a corto plazo pero solo es causa de aflicción a largo plazo si la enfermedad implica dolor progresivo y debilitante. La familia y la red social parecen tener más impacto en nuestra felicidad que el dinero y la salud.
Piensa por un momento en tu familia y en tus amigos. Seguramente conoces personas que siempre están relativamente contentas, no importa lo que les ocurra. Y después están las que siempre están irritadas, con independencia de los regalos que el mundo ponga a sus pies.
Parece que la felicidad no depende realmente de condiciones objetivas, ni de la riqueza, ni de la salud ni de la red social que tengamos. Depende más bien de la correlación entre las condiciones objetivas y las expectativas subjetivas.
¿Cuáles son las tuyas?
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.